PARA LOS PEQUES

 
 

LA HISTORIA DE LOS REYES MAGOS

Autor: Javito

 
 

Cada año volvían a encontrarse los buenos Reyes Magos en el oasis. Allí hablaban del pequeño niño que habían visto en Belén. Se acordaron de que cuando pasaban por aldeas, pueblos y ciudades, los niños venían a verlos y se quedaban mirando la caravana sorprendidos.

Un año, llevaban varios camellos cargados de dátiles y frutos secos; al ver que algunos de los niños eran muy pobres, empezaron a repartir entre todos los pajes y criados de los Reyes el cargamento.

Tan contentos se quedaron todos que decidieron volver todos los años a repartir cosas entre los niños.

Y cada año que pasaba iban a más sitios y las caravanas eran cada vez más y más grandes y fue creciendo entre los pueblos la fama de los misteriosos magos venidos de Oriente.

Pasaron muchos años y otros muchos años más. Llegaron los años en los que otros reyes vivían en los castillos, y los caballeros cruzaban el mundo en busca de aventuras. Por aquel entonces, los Magos de Oriente recorrían todo el mundo y viajando una noche, recordando aquel día en que fueron a Belén, pasaron por un pequeño pueblo en un país con forma de bota llamado Italia.

El pueblo se llamaba Greccio y al pasar cerca de un monasterio, descubrieron una cueva en la que rezaba un monje delante del pesebre. Bajaron de los camellos y se quedaron mirando en silencio.

De un rinconcito vieron aparecer a una ratita muy viejita y un pequeño ratoncillo que los miraban extrañados. Se agachó el rey Baltasar y los subió a su mano con cuidado y hablando muy despacio para que no se asustasen les preguntó qué era lo que hacían allí. Ambos le contaron todo lo que había ocurrido y después de un rato, se juntaron los tres Reyes a hablar entre ellos.

Vino a decir Melchor:

- Hemos pensado, que si no os importa, nos gustaría llevaros con nosotros.

- Viviríais conmigo en mi laboratorio -dijo Baltasar.

- Florita, a ti te vendría bien el clima seco del desierto para tus huesos tan delicados y queremos que Rasim nos acompañe por nuestros viajes contando lo que ha sucedido aquí, para que todos los niños del mundo sepan las maravillas de la Navidad.

El ratoncito Rasim y la ratita Florita se pusieron muy contentos, dijeron que sí enseguida y se montaron en el camello de Baltasar, y metidos en una bolsa de lana de cabra muy calentita viajorn con los Reyes toda la noche, y todo el día, durante muchos días y muchas noches, pero como iban con los Reyes Magos, el tiempo pasaba volando.

Desde aquella noche la Navidad en la gruta de Greccio, recorrió el mundo con los Reyes Magos, contando la historia de Francisco y la del nacimiento del niño Jesús que nació en Belén.

Hace muchos años que Florita fue a vivir al cielo de los ratoncitos, y creo que dentro de poco también iré yo a hacerle compañía, pero siempre habrá un ratoncito Rasim viajando en la bota del Rey Baltasar, colándose debajo de las alacenas de las cocinas, o escondiéndose detrás de las neveras, o escribiendo dentro del calcetín de cualquier niño, para que todos los niños sepan el significado de la Navidad y nunca dejéis de creer en los Reyes Magos.

Fin

 
 

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