BELENES RELEVANTES

 

LA MONTAÑA DE CORAL

 

Se encuentra en el Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid.

Su base mide 67cm de largo por 53.5cm de ancho, y tiene una altura de 52cm. Su forma es la de una montaña que se apoya sobre una plataforma rectangular.

Data del siglo XVI, aunque no se sabe quien o quienes son sus autores.

Paulina Junquera, gran estudiosa de este belén, hace una minuciosa descripción del mismo:

La montaña está totalmente revestida de una lámina de cobre, sembrada de flores de metal, esmaltadas en verde y rojo, con predominio del verde, y profusamente provista de ramas de coral, entra las que sobresalen, por tamaño y belleza de color, colocada en el ángulo superior derecho, con las figuras de San Francisco, otros franciscanos, angelitos, cabezas de querubines y ramas, tallados con sumo primor; en medio relieve. Con plata se han hecho: el caserío que, en la zona más alta, forma la pequeña aldea de Belén; las palmeras, el pozo y la noria, en la zona inferior; algunos árboles frutales diseminados acá y allá (cuyos frutos son olas de coral, de tamaño y colorido diferentes, según la especie arbórea que pretenden representar, olivos, naranjos, etc... e, incluso, se ven en coral, hermosos girasoles) y la greca de la base del nacimiento, cincelada siguiendo un trazado de puro estilo renacimiento. De coral son: las figuras que tradicionalmente componen el pesebre (salvo el ángel, que es posterior, de barro cocido y policromado); los Magos, de edades y rasgos fisionómicos bien diferenciados por la perfección de la talla (ya que no pueden ser por el color, como es tradicional hacerlo), y todas las figuras humanas. Graciosísima es la cabeza del ventero, que se asoma a la ventana de su posada, situada en la zona media y magníficos, los cabellos de los Reyes, de bronce dorado. Los corderillos, que aparecen por todas partes, en la montaña, son de chapa de metal y medio bulto.

En la zona baja, vemos el Portal, de arquitectura dórica, cual la portada de un templo pagano, dos de los Magos y, junto a ellos, el pozo, el hombre, que finge sacar agua, valiéndose de un cubo de coral, y algún ganado; a la izquierda, un pastor, una noria y corderillos. En la zona media, aparece una gran oquedad, sin duda, la cueva de los pastores, hacia la que señala, con el brazo extendido, una rústica figura masculina, y el ángel anunciador de la buena nueva. Y es de notar que, por toda la superficie montañosa, se advierten entradas o cuevas, algunas con las jambas de las puertas, de bronce dorado y doveladas.

 
Fuentes

- El Belén. Historia, tradición y actualidad

 

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