LOS REYES CON HERODES

 

"Pero tú, Belén Efrata, tan pequeña entre las familias de Judá, de ti ha de salir el que será Señor en Israel; sus orígenes se remontan al inicio de los tiempos, a los días de la eternidad".

Miqueas 5:2

Finalizando su viaje, llegaron los Magos a Jerusalén y entraron allí preguntando dónde se encontraba el Nuevo Rey que había nacido. Lógicamente, estos acontecimientos llegaron a oídos del rey Herodes, apodado "El Grande".

La cita anterior, fue la respuesta que obtuvo Herodes al consultar con los fariseos y sacerdotes el lugar del nacimiento del Cristo, al hacerse conocedor del motivo que llevó a los extranjeros hasta Jerusalén.

Temeroso de esta profecía, quiso Herodes entrevistarse con los Magos.

Según los Evangelios canónicos y así también en los textos apócrifos, el encuentro de los Magos con Herodes es descrito de forma parecida. Acerca de esto, volvemos a encontrar en el Evangelio Armenio de la Infancia, y el Evangelio Arabe de la Infancia, una descripción casi minuciosa de tal acontecimiento. Sin embargo, la descripción de la llegada de los Magos a Jerusalén en el Evangelio Armenio de la Infancia, viene acompañada además por cierto recelo o temor, por los habitantes de la ciudad y tanto más por su rey, al ver cómo acampan en las afueras de la ciudad todo el ejército que en el texto se supone acompañaba a los Magos en su viaje.

Consultando con su consejo de altos dignatarios, decidió enviar tres emisarios para ver si el motivo de aquella congregación era amistoso o por el contrario hostil. Al parecer, al presentarse estos ante los Magos y su cortejo, fueron consultados por el camino que habrían de seguir pues tenían prisa por encontrar el fin de su viaje en la persona del Nuevo Rey. Relataron lo que habían visto en su país de Persia y cómo la estrella, habiendo llegado hasta allí, les había dejado sin saber qué rumbo seguir.

Enterado Herodes de todo esto, les mandó llamar y volvió a preguntarles quienes eran, de dónde venían y hacia dónde iban. Contestaron los magos que eran hijos de reyes de Persa, y que iban a adorar y honrar al Rey recién nacido. Herodes quiso saber además quién les había alertado sobre eso, y ellos respondieron reseñando que en su poder, obraba desde el principio de los tiempos, un libro, sellado por el dedo de Dios en el que constaba la promesa del nacimiento del nuevo monarca de Israel y así ellos lo conocían de antemano. Ningún pueblo lo conocía ni era sabedor ni merecedor de sus misterios.

Así pues, el corazón de Herodes se llenó de rabia y quiso que el libro le fuese revelado y entregado. Nos dice el texto que entonces las columnas temblaron y que la muchedumbre huyó aterrorizada. el hijo de Herodes le pidió a su padre que les dejase ir. Este, quiso saber si los Magos necesitaban algo de él y así les preguntó. Estos contestaron que solamente querían saber, en las leyes de Israel, el lugar del nacimiento. Los sabios consultados respondieron que en Belén de Judá.

Lo siguiente que se nos cuenta es cómo la estrella volvió a guiarlos y que su ejército bullía de alegría al haber encontrado, por fin, al Niño.

Por otro lado, es en el Evangelio Arabe de la Infancia, como en los otros, donde además se nos cuenta cómo el impío Herodes les pide a los Magos que al encontrar el lugar donde se halla el Niño vuelvan a contárselo para poder ir él también a adorarle. Pero había ya trazado su plan de matarle, y al hacerlo, someter a toda la creación.

Dos sucesos se suponen después de la entrevista de los Magos con Herodes: el encuentro con el Niño y la revelación del Cristo a los pueblos de la Tierra y, la matanza de los inocentes, pero estos temas son otro cantar.

 
 

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